Home Foros Varios. Fantasias Moteras

Humor, chistes, videos, etc.
  • Este debate tiene 31 respuestas, 11 mensajes y ha sido actualizado por última vez el hace 17 años, 2 meses por Anónimo.
Viendo 15 entradas - de la 16 a la 30 (de un total de 32)
  • Autor
    Entradas
  • #81279
    Anónimo
    Inactivo
    • Debates: 40
    • Comentarios: 1223
    • Totales: 1263
    • Participante Master
    • ★★★

    Sigo pensando……..Mmmmmmmm..

    #81280
    Anónimo
    Inactivo
    • Debates: 20
    • Comentarios: 155
    • Totales: 175
    • Super Participante
    • ★★

    ¿valen refritos?

    es que en el foro de la AMM, hace tiempo colgué varios relatos. Eran algo largos, unas 20 páginas. Bueno, también habían un par de cortitos.

    Saludos!

    #81281
    Anónimo
    Inactivo
    • Debates: 60
    • Comentarios: 1061
    • Totales: 1121
    • Participante Master
    • ★★★

    Amigo Cali el papel de Risto Mejide puede que te vaya como anillo al dedo (je, je), sobre todo con las gafas, pero yo no descartaría que publicaras un pequeño relato motero, de unos 25 folios, mas que nada para no eclipsar los de Amador y Paco Casas.

    Venga Cali ya nos diste un pequeño ejemplo con el decálogo de los hombres jabalís. [email=Tod@s]Tod@s[/email] te lo agradeceremos.

    Un abrazo, vecino.

    Pere

    #81282
    Anónimo
    Inactivo
    • Debates: 366
    • Comentarios: 1479
    • Totales: 1845
    • Participante Master
    • ★★★

    ….el premio podria ser una BMW,bueno….era por decir algo eh,aque es una buena idea!?

    #81283
    Anónimo
    Inactivo
    • Debates: 20
    • Comentarios: 155
    • Totales: 175
    • Super Participante
    • ★★

    Venga, ahí va uno:

    LA CURVA MÁGICA

    Tras muchas dudas me he decidido a contaros mi experiencia digamos…paranormal. Aun a riesgo de que me mandéis al psiquiatra.
    Todo sucedió cuando iba gas a fondo por la autopista, a bordo de mi maravillosa Yamaha R1 ‘07. La autopista estaba desierta, el día era claro y frío y el asfalto estaba seco y con un buen agarre. El día V de velocidad había llegado. Pegué bien los codos al depósito y me dispuse a ganar esas últimas 500 rpm que se me resistían para alcanzar los 300 Km./h.

    De pronto, apareció por delante de mí un extraño halo amarillo-anaranjado que formaba una barrera de lado a lado de la autopista. Eran rayos verticales de una luz intensísima, que se ondulaban como una cortina movida por el viento. Frené a tope, pero sin poderlo evitar lo atravesé. Instintivamente cerré los ojos y al abrirlos me encontré rodando a más de 150 Km./h en una estrecha y larga recta de una maltrecha carretera comarcal. Terminaba en un ángulo a derechas que no pude negociar y me salí de la carretera. Vi que había un barranco y salté de la moto para no acompañarla en su viaje en vertical. A mi me frenaron unos matorrales. La moto, en cambio, los atravesó limpiamente y desapareció barranco abajo.

    Me levanté con el cuerpo dolorido y el mono de cuero destrozado. Me asomé al barranco, pero el fondo estaba oculto por una espesa neblina que parecía brillar con luz propia. Un ligero remolino en su superficie señalaba el lugar por donde había desaparecido mi moto.

    No vi por donde bajar. Empecé a desesperarme ¿Qué demonios estaba pasando? ¡Yo tenía que estar en la autopista de Lleida, y no en esta carretera de mala muerte!

    Intenté serenarme y pensar pero no encontraba ninguna explicación. Llegué a pensar que me había matado en la autopista, pero el dolor de las contusiones era demasiado real.

    Decidí buscar ayuda. La desierta carretera se internaba en una zona boscosa. Me puse en marcha y anduve hasta que por fin encontré a alguien. Era un chaval de unos veinticinco años, que estaba arrodillado en la cuneta junto a su moto. Parecía que estaba cambiando la bujía. La moto era una clásica, una Bultaco Metralla Mk2. A pesar de lo apurado de mi situación, no dejé de admirar la excelente restauración de la moto. Parecía nueva.

    Me acerqué al chaval, que en ese momento se apercibió de mi presencia. Su saludo fue divertido.

    -“Me ha hecho la perla” sin dejar de mirar la bujía.

    -“Hola, buenos días” contesté

    -“Ay, hola, es que he montado una bujía fría y en curvas va fatal”

    -“Oye, perdona que te moleste, pero… ¿dónde estamos?”

    -“¡En la mejor carretera del mundo, chavalote!” contestó con una amplia sonrisa. Acabó de atornillar la bujía, puso el capuchón y dio una patada seca a la palanca de arranque. El motor se puso en marcha a la primera, emitiendo un sonido metálico y grave a la vez.

    Mientras la Metralla aguantaba el ralentí, el chaval se puso el casco, un antiguo modelo con forma de medio huevo.

    -“Parece que te has dado un buen revolcón” dijo, mientras se fijaba en mi mono de cuero medio destrozado.

    -“Pues sí, verás, es que….” pero no pude acabar la frase.

    -“Vaya mono más fardón. Es una pena como ha quedado” me cortó mientras seguía mirándome intrigado.

    La pinta del chaval era de lo más clásica, con chaqueta y pantalones de barbour negro y botas militares de hebillas. Se colocó bien la cincha elástica de unas gafas Climax de cristales biselados y antes de arrancar me hizo un gesto para que me acercara a él.

    -“Venga, sube, que te llevo, vamos al pueblo”

    Sin saber qué decir, me subí en el sillín de la Metralla. Era amplio y cómodo. Bajé las estriberas y apoyé los pies. Como vibraban las condenadas…

    Dió gas y con un fuerte sonido a admisión la moto arrancó dejando tras de sí una estela de humo blanco. Al principio el motor iba medio ahogado pero al final aclaró la voz y su sonido me pareció bonito. Esa moto no debía dar ni treinta caballos pero empujaba bastante. Claro que debía pesar unos ciento y poco kilos. Me angustié al verme de paquete en esa antigualla, sin casco –que se había quedado en el lugar del accidente- y dependiendo de unos estrechísimos neumáticos. El delantero, del tipo rayado, daba miedo verlo. Mejor no pillar agua…

    El chaval empezó a dar unas tumbadas muy respetables en curvas con un asfalto de un color gris clarito, que parecía brillante y resbaladizo. Pero eso a él no parecía importarle mucho.

    Cuando llegamos al bar, comprendí que se celebraba una concentración de clásicas. OSSA’s 230, Ducati’s Elite, negras BMW’s boxer, Montesas Impala… todo un plantel. Y sus pilotos se lo tomaban en serio, iban todos vestidos con chaquetas Barbour o Belstaff, cazadoras de cuero negro y alguno que otro llevaba pantalones de cuero, negros también, por supuesto.

    La verdad es que con aquello tan raro que me había pasado y al ver tanta moto antigua, se me pasó una idea loca por la cabeza… pero claro, no podía ser.

    Me bajé de la Metralla y me metí en el bar. Había olvidado mi móvil, pero desde aquí podría llamar para que me pasaran a recoger. Todos me miraban extrañados, pero comprendí que mi destrozado mono blanco y rojo llamase la atención. Pedí cambio en monedas al camarero, que miró extrañado el billete de cinco euros que le tendía.

    -“Aquí no aceptamos divisas. Pero siendo una urgencia te regalo un par de fichas” y me dio dos curiosas fichas metálicas, del tamaño de una moneda y con dos ranuras que encajaban con las guías del monedero del teléfono, un antiguo modelo de baquelita negra colgado de la pared.

    Entonces vi el calendario. Marzo de 1.966. Me quedé helado. No podía ser. Pues no era un presentimiento lo que había tenido antes. Le pregunté al camarero la fecha: “14 de marzo de 1.966” me confirmó con cara más que extrañada, sobre todo cuando insistí en que me dijera el año.

    Ya os podéis imaginar lo que pasó después. Salí a hablar con el chaval de la Metralla y lo cosí a preguntas. Todo encajaba… 1.966. Pero no podía ser. Realmente debía haberme dado un buen golpe en la cabeza y estaba desvariando.

    Mi rescatador, que se llamaba Javier, se acercó a mi y empezó a darme conversación, sin dejar de mirarme preocupado.

    -“Y tu que moto tienes?

    -“Tengo una Yamaha R1. Bueno, …tenía”

    -“¿Una Yamaha? ¿Qué eres, andorrano?”

    Antes de que pudiera contestar, un tipo de unos cuarenta años apoyado en su BMW R60 negra me cortó, poniendo cara de cachondeo.

    -“Con la mierda de estabilidad de esos hierros japoneses, no me extraña el guantazo que te has dado, chaval”

    Ah, eso si que no, ni en el 2.006 ni en 1.966 nadie me iba a decir que mi moto no se aguantaba.

    “¿Qué no se aguanta mi moto, pasmao? ¡Pues vaya quien fue a hablar, el rey de los armarios empotrados!”

    “Mira chaval, prefiero este “armario” que tu dices, a una dos tiempos japonesa con chasis de juguete” me contestó el bemeuwero. Los moteros de su alrededor asintieron y empezaron a bromear entre ellos.

    “¿Dos tiempos? ¿Alambre? Oye, que te estoy diciendo una R1, de 180 cV y chasis de aluminio, ¡que no te enteras!”

    La risotada fue general. Ese comentario despertó además la curiosidad de varios quemados de metralla e impala, que se acercaron a hablar conmigo.

    “Oye, vale que te hayas dado una buena torta, pero si quieres tomarnos el pelo, vuelve otro día” dijo con una media sonrisa de cachondeo.

    “¡180 cV y un burro encima! ja ja ja….” se partía el pecho el otro impalero.

    “Oye, ayudadme a rescatar la moto y aunque esté destrozada veréis de lo que os hablo…” les dije con voz casi de cabreo, que resultó muy efectiva.

    “Pues venga, ya estamos tardando” dijo Javier, que se levantó rápidamente mientras me hacía gestos para que le siguiera.

    Entonces el bemeuwero me cogió por el brazo, mientras me sonreía con malicia.

    “Tu vente conmigo, en un armario hay más sitio” dijo socarronamente.

    Me monté en la BMW, el asiento aun era más cómodo que el de la Metralla. Al arrancar, la moto pareció elevarse y flotar sobre sus suspensiones. No corría, pero montado ahí arriba, oyendo el pausado ronroneo del boxer y negociando las curvas tranquilamente, sentí una sensación rara. Como si se pudiera disfrutar de un recorrido en moto sin necesidad de tocar de estribera a cada curva. Rápidamente borré ese pensamiento pecaminoso de mi mente.

    La caravana de rescate la formaban casi veinte motos, ninguno de los moteros que estaban en el bar se había negado a ayudar. Los de las dos tiempos iban delante, trazando las curvas como con compás, sin descolgarse, sin grandes apuradas de frenada. Se oía el ronroneo de sus motores, conducidos con marchas largas. Parecían disfrutar hilando fino en las curvas, buscando la trazada ideal. E iban realmente rápidos.

    De pronto, Javier que iba en cabeza se detuvo. Nos pusimos a su lado y me dijo que pasáramos delante para guiar al grupo. Entonces le hice una pregunta que pareció salir de mi subconsciente sin que yo lo hubiera autorizado:

    -“Oye, ¿te importaría dejarme llevar la moto hasta allí? Me gustaría probarla”.

    Javier me contestó bajándose de la moto y prestándome las gafas. Me subí en la Metralla ¡Díos, que pequeña era!

    Empecé a acelerar, las vibraciones me recorrían manos y pies, pero eran casi agradables. Las marchas eran muy largas, el motor empujaba menos que el de mi R1 sin tres cilindros, pero la moto era tan ligera e intuitiva, que me parecía volar sobre el asfalto. Intenté imitar a los otros, trazando con suavidad. Sorprendentemente la moto se aguantaba mucho. Era divertido.

    En ese momento oí un estruendo detrás de mí, un chaval se había caído con su Impala.

    Nos detuvimos todos y le ayudamos. No se había hecho daño, menos mal. La moto estaba casi intacta, una maneta torcida y un arrastrón en el asiento.

    Nos pusimos de nuevo en marcha. El viento me daba en la cara, olía el aroma a pinos y bosque…

    Al llegar a la dichosa curva, mi sorpresa fue mayúscula ¡mi moto estaba ahí, intacta, apoyada en su pata de cabra al lado de la carretera!.

    Los veinte moteros que me acompañaban se quedaron pasmados, mirando con ojos como platos la Yamaha. Y la verdad es que yo también alucinaba… ¡pero si estaba en el barranco!

    Me subí a la moto y la arranqué. El sonido del escape los dejó a todos boquiabiertos y yo aproveché para dar unos buenos golpes de gas.

    Javier me tocó el hombro y me hablo, con cara de complicidad.

    -“Bueno, no sé que trasto es éste, ni veo ningún barranco, pero yo te he dejado probar mi moto, o sea que…”

    Vaya, tenía razón. Me bajé de la R1 y se la ofrecí. Le advertí que mucho cuidado con el gas… pero que mucho, mucho cuidado.

    Javier arrancó ante la atenta mirada de los demás. Enfiló la recta, dio gas y la moto empezó un suave caballito en segunda. Cortó de inmediato y volvió a intentarlo, esta vez con suavidad. Desapareció carretera allá y tardó unos cinco minutos en volver. Cuando frenó, se pasó con la maneta y a punto estuvo de volcar hacia delante. Temblando, se bajó de la R1. Estaba pálido.

    -“Macho, yo no sé de donde has sacado este aparato. Igual eres marciano. Pero te juro que es para matarse. Cuando das gas parece que te vayan a arrancar los brazos. No me extraña que te dieras un piño”.

    -“Hombre, hay que acostumbrarse, no puedes dar gas de golpe. Y tienes que frenar con dos dedos”

    “Pero oye, ¿tu disfrutas con esto? si tienes que ir con cuidado para que no te desmonte. ¡Y anda que no es incómoda!”

    Otro de los moteros –el de la BMW- preguntó dónde podía meter el equipaje. Le contesté que para eso ya estaban los modelos GT.

    -“Pues con mi Impala lo hago todo, yo voy de estripada, de viaje, al curro…” saltó otro.

    -“¿Y para reparar esto, qué? No veo por dónde meterle mano” dijo un tercero.

    -“Pues nada, la llevas al concesionario y te lo hacen todo” contesté.

    -“Yo alucino con los neumáticos, al menos estos aguantarán mucho, con lo anchos que son” espetó otro.

    -“Hombre, con estos te haces tres o cuatro mil Km. sin problemas. Es que son los Hi-Sport” dije en plan chulo.

    -“Tres o cuatro mil… ¡pero si yo le saco veinte mil a los míos!. ¿Y son muy caros?” preguntó el de una Ducati Elite.

    Preferí no decir nada del precio, no sabía como hacer la equivalencia a niveles de 1.966. Me limité a la publicidad.

    -“Con estos neumáticos puedo rodar dos segundos más rápido en circuito que con los de serie. No me pilla ni Díos”.

    -“A ver si me entero –dijo Javier- quieres decir que en el país o donde sea que tu vengas, tus amigos van todos con máquinas como éstas. Y que los piques dependen de los neumáticos”.

    -“Más o menos…”

    -“Y supongo que con las motos pasa lo mismo, estos japoneses he oído que sacan modelos nuevos cada semana. Y como no lleves el último, no te comes un torrao, por lo que me dices.”

    -“Vas bien, vas bien…” Me sorprendí a mi mismo con esta respuesta.

    -“Y si te caes, se acabó la excursión. Que yo vea todo esta carrocería es de plástico finito” siguió machacando Javier.

    Entendí que mostrarles una moto avanzada cuarenta años a su época era demasiado. No podían entender las ventajas… tumbadas infinitas, 300 Km./h, aceleración de avión… aunque mi subconsciente se estaba pasando conmigo y me recordaba el agradable paseo con la Metralla, disfrutando de las curvas y del paisaje.

    Recordé también el accidente de la Impala. Nada que un par de martillazos y una funda de asiento no pudieran reparar. Anda que con la mía…

    Me despejé la mente y volví a mi problema. Ya no intentaba explicarme nada. No sabía –ni sabría nunca- quien había sacado mi moto del barranco, pero al menos ahí estaba. Intacta.

    En ese momento, al final de la recta vi de nuevo el extraño resplandor. Como un poseso, le pedí a uno que me acercara el casco. Me lo entregó mientras miraba el integral con cara de perro asustado.

    Arranqué y fui subiendo marchas, lanzándome contra la cortina de luz. Al atravesarla, se produjo de nuevo un fogonazo cegador. Cuando abrí los ojos, estaba circulando otra vez por al autopista de Lleida y en la dirección correcta, menos mal. Y ahora hasta mi mono de cuero volvía a estar como nuevo.

    Paré en la primera área de descanso, me senté en el suelo y medité sobre todo lo que me había pasado. Sabía que todo era una alucinación, no podía ser real. La moto y mi equipo estaban intactos, no había ocurrido ningún accidente, estaba claro.

    Pero no podía olvidar ese par de horas ¿vividas? entre moteros a la antigua usanza, con máquinas sencillas, fáciles de mantener y reparar, divertidas en curvas, ligeras… nadie hablaba de velocidad punta ni de tiempos por vuelta. Pero en la terraza del bar sí que oí varias conversaciones sobre piques en curvas y viajes de auténtica aventura…

    Decidí tomar un refresco. En la barra de bar fui a pagar y al sacar un billete del bolsillo se me cayeron al suelo dos extrañas fichas parecidas a monedas, de metal dorado y con estrías en los ambas caras…


    FINxesco2007-02-13 08:58:43

    #81284
    Anónimo
    Inactivo
    • Debates: 20
    • Comentarios: 155
    • Totales: 175
    • Super Participante
    • ★★

    Pues será que tengo una fijación… cosas de ir con una moto del año ’80!

    Estimados amigos:

    Hace unos días, por error el quiosquero me vendió el número de Motociclismo correspondiente al mes de febrero del año 2.054, que había aparecido en su chiringuito a través de un asquesoro y plasmático agujero de gusano espacio/tiempo. Poco después el quiosquero fue asesinado por el equipo de reparación del agujero. Afortunadamente no pudieron dar conmigo.

    Creo que la policía temporal ya no sigue mis pasos, por lo que me atrevo a mandaros este e-mail. Procurad mantenerlo en secreto y sobre todo, no reveléis mi nombre. Me va en ello la vida.

    La primera conclusión tras la lectura de la revista (que por cierto desapareció al día siguiente en medio de un inquietante chisporreteo verde-anaranjado) es que afortunadamente en el 2.054 estaré tan muerto como el quiosquero.

    Resulta que en ese año ya se habrá agotado el combustible fósil, por lo que desde mucho antes los coches funcionarán con pilas de combustible y motores eléctricos. Lo malo es que estos mecanismos son incompatibles, por tamaño y peso, con el concepto de moto. Total,que lasmotos tal como las entendemos habrán desaparecido, salvolos mega-scooters eléctricos (lo cual viene a ser lo mismo).

    Motociclismo en el año 2054 se habrá convertido en una revista de motos clásicas, y publica varios reportajes sobre antiguas motocicletas equipadas con motores prohibidos, la mayoría pluricilíndricas y hasta 700 cv de potencia.

    En un magnífico artículo retrospectivo, se recuerdan los últimos modelos que veinte años atrás, hacia el 2.030, las grandes fábricas sacaron al mercado, para dar punto y final al motor de explosión. La Honda LaserBlade de ocho cilindros en espiral y 550 cv, con control electrónico de inclinada y trazada no está mal, pero yo me quedo con la Triumph Astroville bicilíndrica retocada por un manitas francés, que con su compresor saca 600 cv a sus 1700 cc. Y encima le desmonta la electrónica. Menos mal que los neumáticos ya eran de caucho plasmático y podías retorcer el puño sin problemas…

    HD tampoco se queda atrás, aunque sus dificultades para disponer de acero inoxidable (se prohibió su uso cuando un equipo de científicos descubrió en el 2045 que la exposición a este metal causaba ennegrecimiento de las uñas de los pies en los mayores de 120 años) había limitado considerablemente su producción. Pero su ZZZ-Rod bicilíndrica 3500 cc de 500 cv y función hipersespacio la verdad es que era muy apetecible.

    Os he de dejar, oigo unos ruidos raros en la escalera de mi casa, aunque un maldito helicóptero de formas futuristas que está detenido frente a mi ventana no me deja oírlos bien. No sé quienes serán esos tíos del mono plateado que se están descolgando hasta mi piso con cinturones gravitatorios y pistolas en forma de botella de Coca-Cola, pero por si acaso voy a acabar y mandaros estas líneas…

    Saludos…xesco2007-02-13 09:01:27

    #81285
    Anónimo
    Inactivo
    • Debates: 366
    • Comentarios: 1479
    • Totales: 1845
    • Participante Master
    • ★★★

    Xesco, pasoton tu relato, parece sacado del tunel del tiempo,
    eres el Julio Verne, del foro.

    sigue asi.

    saludos. beto

    #81286
    Anónimo
    Inactivo
    • Debates: 4
    • Comentarios: 138
    • Totales: 142
    • Super Participante
    • ★★

    Mientras leia tu relato me estaba metiendo dentro de él. Es un relato alucinante a través del tiempo que a cualquiera le gustaría encontrarse sin el comentado accidente, claro.
    La verdad es que me ha gustado mucho.

    Wayne

    #81287
    Anónimo
    Inactivo
    • Debates: 40
    • Comentarios: 1223
    • Totales: 1263
    • Participante Master
    • ★★★

    Pues sí..! De acuerdo con Wayne. Y después de lo ocurrido el pasado sábado en l’Arbolí, aún tine más sentido tu relato.

    A mí al menos, me ha hecho reflexionar.

    Gracias Xesco.

    #81288
    Anónimo
    Inactivo
    • Debates: 366
    • Comentarios: 1479
    • Totales: 1845
    • Participante Master
    • ★★★

    tintin,¿que paso el sabado en l,Arboli?

    beto

    #81289
    Anónimo
    Invitado
    • Debates: 1716
    • Comentarios: 11183
    • Totales: 12899
    • Participante Master
    • ★★★

    Xesco,

    te referías a estas motos?

    http://www.youtube.com/watch?v=4ejRkBimDD8&mode=related&search=

    http://www.metacafe.com/watch/339554/y2k? (no os perdáis el “ruidito” del motor… )

    #81290
    Anónimo
    Invitado
    • Debates: 1716
    • Comentarios: 11183
    • Totales: 12899
    • Participante Master
    • ★★★

    Lo sabía, Xesco, lo sabía. Me gustan los refritos.
    Refríe alguno más.

    #81291
    Anónimo
    Inactivo
    • Debates: 366
    • Comentarios: 1479
    • Totales: 1845
    • Participante Master
    • ★★★

    Tintin, no hace falta que me cuentes nada, ya lo he lleido en “cronica de
    un accidente”, no se quien dijo que ha golpes se aprende, esto que te ha
    pasado, te va ha servir, sin ninguna duda, para que te lo pienses dos veces, antes volver a hacerlo, pero ten en cuenta que todos hemos tropezado alguna vez con la misma piedra,pero tenemos que empezar
    a saber apartarlas del camino.

    deseo de todo corazon que tu amigo roberto y tu, os recuperies del accidente y del susto, y que cambies un poco vuestra filosofia cuando
    viajeis en grupo, ya sabeis que para correr siempre os quedaran los
    circuitos.

    saludos y adelante,

    “solo se vive una vez”

    #81292
    Anónimo
    Inactivo
    • Debates: 47
    • Comentarios: 1908
    • Totales: 1955
    • Participante Master
    • ★★★

    Xesco,
    Me han encantado tus historias, sobretodo la primera…

    Las motos modernas son maravillosas, pero las antiguas son sencillamente fantasticas.

    Tienen otro carisma muy diferente. Suenan genial, vibran porque estan vivas, corren muchisimo, y yo creo que la principal diferencia es que las tiene que hacer correr el que se sube encima. Es lo que en tu relato le dice unos de los moteros al protagonista:
    “entonces los piques con estas motos dependen de los neumaticos…”

    En cualquier caso, es una epoca que me habria encantado vivir, y por eso no dejo pasar cualquier ocasion de saborear cualquier sucedaneo de ella, como es tu cuento.

    Genial!

    #81293
    Anónimo
    Invitado
    • Debates: 1716
    • Comentarios: 11183
    • Totales: 12899
    • Participante Master
    • ★★★

    De animalis, ó la venganza del conejito:

    En un oscuro y frondoso bosque vivía un oso muy grande y con muy mala leche porque no tenía ninguna osita. Y cada vez que estaba cabreado cazaba al conejo del bosque y lo forraba o palos…

    También vivía en ese bosque un ranita dorada. En realidad, había sido
    una ranita verde, pero tras Tchernobyl se quedó dorada y podía hacer
    realidad los sueños de los demás. Así pues, cansada de tante
    pelea y tanto golpe entre oso y conejo, se dirigió a ellos: “Oso y
    conejo: Como os veo tan desesperados a los dos, os voy a conceder tres
    deseos a cada uno”

    Muy contento el oso expresó su primer deseo: “Quiero que a partir de ahora todos los osos del mundo, menos yo, sean osas” – “Deseo concedido”

    ¿y tú conejo, que te deseas? “Yo quiero un casco de motorista, para que los golpes del oso no sean tan dolorosos!” “Deseo concedido” dijo la ranita.

    “Mi segundo deseo” dijo el oso, “es que todas las osas sean muy bonitas”, deseo que la ranita cumplió de inmediato.

    “Pues el mío es una moto!” exclamó el conejito y la ranita le concedió una preciosa y flamante GS.

    “¿tú último deseo, oso?” preguntó la ranita – “¡Qué todas las osas se vuelvan locas por mí!” y efectivamente, hubieron bofetadas por el único oso.

    “Supongo que ahora me pedirás unas botas o unos guantes” le preguntó la ranita al conejito

    Finalmente el conejito, tras encender su nueva montura y poner la
    primera expuso su último deseo “Qué el oso se vuelva gayyyyyyyyy!!”

    Viva la moto!

    Jorge Luis2007-02-18 11:29:46

Viendo 15 entradas - de la 16 a la 30 (de un total de 32)
  • El debate ‘Fantasias Moteras’ está cerrado y no admite más respuestas.