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06/01/2009 a las 22:54 #101484AnónimoInvitado
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CAPITULO XXII
Les invitó a sentarse en el porche, en la misma mesa donde minutos antes había estado tomando un refrigerio, e hizo servir más limonada dulce y muy fría espolvoreada con canela molida.
Zulahika escuchaba con aparente atención las amables demandas del hombre de las Ray Ban
Este, se expresaba en un francés con marcado acento ruso y salpicado de palabras nativas;
-Debemos comprrobar todos los estrremos de la norrmativa FSC (1), y parra ello su emprresa deberrá asumir todos los gastos de estansia y desplasamientos de nuestrros técnicos. Calculamos que prrobablemente necesiten entrre… chetire y pyat’, quierro desir…, entre cuatrro –¿se dise así?- y sinco días para el trabajo de campo.
Había, no obstante, en la impostura del ruso, un cierto aire imperativo, y aquella actitud difícil de disimular del que está acostumbrado a mandar y no espera ser replicado. El ruso se esforzaba por aparecer amable y condescendiente.
Era conocedora de las gestiones realizadas por Narci –como ella lo llamaba- para conseguir la certificación internacional para los alcornocales, nada como aparentar una entusiasta conciencia ecológica para dotar de prestigio a cualquier empresa, y mucho más a una empresa como aquella tan alejada de las buenas prácticas –y de los buenos fines-.
Decidió seguir aparentando interés y daba conformidad, asintiendo con la cabeza, a los requisitos y formalidades que Oleg Svistounov le iba exponiendo. Súbitamente miró el Omega de oro mazizo que cargaba en su muñeca derecha, se levantantó finjiendo un asunto inaplazable, y disculpándose, entró en la casa.
Mientras Zulahika daba instrucciones a uno de sus ayudantes, Fethaláh el camarero, que desde que sirviera el refresco habia permanecido discretamente a una distáncia prudencial–en realidad era el guardaespaldas personal de Zulahika- no quitaba ojo a los cinco visitantes.
La anfitriona apareció a los pocos minutos y tras unas últimas formalidades y quedar de acuerdo en las fechas para la inspección, se despidieron con un formal apretón de manos;-Spasibo, Zulahika
-Malecom Salam
-Do svidaniyaEl Hummer arrancó suavemente y desapareció entre una nube de polvo.
Apenas media hora después y durante la comida, Zulahika recibió una llamada a su móvil personal. Una voz neutra, sin entonación, le confirmó que su ayudante había hecho las llamadas precisas. Sus sospechas habían resultado ciertas y además la familiaridad ofensiva de aquel tipo llamándola por su nombre le había molestado al punto de desear que fueran ciertas.
-Ya no hay osos en la arena
Sin responder apretó el botón rojo de su móvil y complacida, siguió comiendo.
Oleg, sus cuatro gorilas y el Hummer negro dejaron este mundo sin llegar a saber que oficialmente nunca habían estado en Túnez. De hecho esa misma noche estarían viajando por el Jónico hacia Grecia, los seis iban a descansar para siempre todos juntos, metidos en un container sin marcas, y cubiertos por 5.210 metros de agua salada, en la Fosa de Matapan.
Alguien, en algún lugar del este europeo iba ha tener motivos para cabrearse, y Zulahima lo sabía.
(1) Acrónimo de Forest Stewardship Council. (Organización internacional independiente, no gubernamental y sin fines de lucro, fundada en Toronto en 1993. La actividad principal de la FSC es acreditar que la gestión forestal esté inspirada en sus 10 principios).
Amador2009-01-06 23:54:3306/01/2009 a las 22:55 #101485AnónimoInvitado- Debates: 1716
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CAPITULO XXIII
Yolanda se despidió de Carla y Flori en el vestíbulo de vuelos internacionales justo diez minutos después de aterrizar en el aeropuerto de Fiumicino, debía enlazar el vuelo a Cancún y solo disponía de una hora. Quedaron en llamarse doce días después para tener dos o tres de margen para poder volver a reunirse en Roma y regresar juntas a Barcieloola.
No había encontrado un mejor modo de hacerlo, debería volar a Madrid con Iberia, y desde allí volar a Cancún.
Ya a bordo, y superado el trance del despegue que siempre la preocupaba, se puso a repasar mentalmente por enésima vez lo que debía hacer;
A las 11:45 aterrizaría en Barajas y tres horas después enlazaría el vuelo de Alitalia que la llevaría hasta Cancún donde, si todo iba bien, a las siete de la tarde de ese mismo día la estaría esperando un trasporte en el mismo aeropuerto que la llevaría hasta el hotel El Dorado, en Kantenah, donde por fin se reuniría con Cucu para pasar quince días a todo tren.
A sus cincuenta y nueve años, Cucufate Martí, por fin, se consideraba un hombre afortunado, y casi había olvidado por completo sus complejos; Ya no le importaba medir tan solo un metro y sesenta y un centímetros, ni tener la piel blanca como la leche en invierno y roja como una gamba en verano, tampoco le molestaba ya su prominente barriga ni su antigua calva –era calvo desde que hiciera la mili-. Su negocio, a pesar de no poder atribuirse más mérito que estampar una firma en la aceptación de la herencia, funcionaba bien y por fin había conseguido salir de su gris y anodina existencia marcada por una rutinaria monotonía y dirigida –eso creía ella todavía- por Montserrat, su santa esposa.
Hacía ya un año y dos meses que Yolanda lo había transformado y le había facilitado transitar por experiencias que nunca antes llegó a imaginar ni en los sueños más ocultos.
Después de ducharse se vistió con unos pantalones cortos, una camisa de algodón natural y unas zapatillas deportivas –todo comprado en “Capitán Mandioca” y oculto en una consigna del aeropuerto de Barcieloola. No era plan que Montserrat descubriera ropa que él “detestaba” en su armario-, se ajustó las gafas de sol –unas Carrera Easyrdriver de cristales azules- y se dirigió al bar principal del hotel, donde se dispuso a esperar a Yolanda tomándose un combinado de frutas tropicales con tequila.
Se sentó en la barra, hizo una seña al camarero y cuando este se acercó hizo su petición.
-Un jugo de fruïtas con tequila, por favor
Tres taburetes a su derecha un hombre de mediana edad, fornido, de abundantes cabellos rubios y tez morena, al oírlo se dirigió hacia él.
-Perdoni, ve de Barcieloola?, vostè?
Lo que menos deseaba Cucu se había producido, encontrarse un compatriota y además paisano. Lo que añadió el desconocido lo volvió a tranquilizar
-Me llamo Oriol Puig, pero aquí me llaman Guero Polaco, por lo del color del pelo y la procedencia, ¿sabe?, y viví en Barcieloona una temporada, hace ya varios años
-Joan, Joan Masdeu. Encantado
Amador2009-01-06 23:59:07
11/01/2009 a las 00:11 #101486AnónimoInvitado- Debates: 1716
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CAPITULO XXIV
Desde que aquella tarde decidiera la “gran rebelión” –como él mismo llamó a aquel acontecimiento- , Ernesto era un hombre nuevo, ahora permanecía poco tiempo en la ciudad –viajaba mucho más que antes- y cuando lo hacía, vivía en el “Gaucho”, era cómodo, amplio y estaba completamente equipado y el hecho de estar amarrado en el Club Naútico le hacía pensar que tenía la ciudad a sus piés.
Sus abogados se habían encargado de todo el papeleo y el divorcio era solo cuestión de días, a lo sumo semanas. Se iba enterar Martina de quién era él.
Ahora escuchaba atentamente las explicaciones de su colega asiático que iba argumentando todos los motivos por los que defendía una considerable subida de los precios si finalmente la “OPEP” decidía bajar la producción a solo el 10 o el 15%. Eso haría que los stocks descendieran a mínimos en tan solo ocho o diez días y no importaría la recesión general.
-La gente forzosamente se ha de desplazar. Y lo seguiran haciendo. El precio compensará sobradamente el pequeño descenso de consumo que se pueda producir y a medio plazo incrementaremos veinte o treinta puntos los márgenes de beneficio…, y estos nunca vuelven a bajar en la misma medida. Debemos apretar más. A la fin los consumidores dejarán de hacer otras cosas pero no renunciarán a la movilidad.
Los asistentes -eran todos altos cargos regionales de la petrolera- asentian silenciosos.
Ernesto Carlos estaba de acuerdo, opinaba exactamente igual y mientras se palpaba el minúsculo bultito del cuello que le molestaba desde aquella tarde en que se enfrentó definitivamente a Martina, calculaba mentalmente el incremento en su gratificación extra anual que supondría una subida de ese orden en las ventas de la región a su cargo.
Acabada la reunión el global director en un gesto inusual en él –solía mantenerse frío y distante- invitó a los dieciséis altos cargos de la compañía a visitar el Calypso Cabaret, uno de los más famosos lugares de Bangkok donde en un ambiente “VIP”, se podía cenar, tomar una copas y esperar la llegada del sol bien acompañado.
Quedaron citados en el hall principal del Marriott -excepto el global director, todos estaban alojados en él- y este los recogería a las veinte horas.
Exactamente a las ocho y seis, un Hummer-limusina de 12 metros de largo con diecisiete pasajeros a bordo, partía tras un Toyota “Limo” rojo y azul de la compañía “Taxi-Meter” después que este recogiera a Hipono Galécrates en el mismo hotel.
Ambos vehículos se dirigían al mismo lugar.
Amador2009-01-13 13:10:21
13/01/2009 a las 12:12 #101487AnónimoInvitado- Debates: 1716
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CAPITULO XXV
El Director General de la DGTR iniciaba sus vacaciones ese día, y según habían podido averiguar en la inspección que hicieron en su domicilio el mismo día de la desaparición de los vehículos del Depósito de Requisas nuestros superhéroes, él y su esposa debían tomar un vuelo a las 7:30 horas de la mañana. Era el momento ideal, nadie notaría la ausencia del sátrapa por o menos durante un mes entero. Tiempo más que suficiente para llevar a cabo los estudiados planes que habían concebido.
Entraron en la vivienda a través del terrado, por el patio de luces descendieron hasta la séptima planta y allí se colaron limpiamente, sin un solo roce, por la ventana de la cocina, que a la sazón, y por ser verano, estaba abierta de par en par.
La pareja dormía a pierna suelta y la sirvienta, una inmigrante sin papeles, obligada a trabajar 20 horas diarias, también. No habían contado con la presencia de la chica de servicio y decidieron cargar también con ella.
Antes de que pudieran despertar estaban atados y amordazados, y cuando despertaron los ojos como platos que lucían, evidenciaban el estado de estupor en que se hallaban.
Cogieron los móviles, la cartera y todo el dinero que encontraron –unos treinta mil euros- y cargando con los tres volvieron a salir tal y como habían entrado.
Mosquimoto cargaba entre su patas de en medio con la chica, Motomán llevaba al ladino Nadetarro y Motocán, en un arnés a su espalda, acomodó a la señora que permanecía inmóvil, totalmente paralizada por el miedo.
Antes del amanecer llegaron a su cuartel general -era más cómodo hacerlo así, pues el metro aún no funcionaba- acomodaron a los tres y Motomán los puso al día de como iban a pasar las vacaciones.
A la chica, una vez calmada tras las oportunas explicaciones le dieron los treinta mil euros y le prometieron llevarla a su casa, en Nador, y a la asustada pareja les anunciaron que deberían pasarse todo el mes viajando en automóvil sin poder nunca rebasar los treinta Km./hora, bajo pena de padecer ciertos correctivos si lo hacían. Además lo harían escuchando música a todo volumen, hablando por el móvil cada cierto tiempo, prescindiendo de los cinturones de seguridad, fumando, cantando, comiendo y bebiendo.
-¿Que les parece? Preguntó Motomán
-¡Pedro!. Ya te decía yo que tu actitud y poca cabeza no nos traerían nada bueno. Casi gritó la mujer al pálido Nadetarro.Motomán decidió intervenir
-Bien, no es momento de discusiones señora. Mosqui, prepara los vehículos. Motocan, lleva a la chica a su casa, asegúrate que desayune bien y regresa antes del anochecer, partiremos en cuanto cierren el metro.
Mientras Motocan volvía a cargar con la chica –esta vez ella estaba encantada- para llevarla a desayunar a Casa Marcelino antes de emprender el viaje hasta Marruecos, Mosquimoto se dirigió al lugar de la nave donde guardaban la embarcación, el coche y la moto que Motomán había construido con las piezas tomadas del depósito. Se hallaban en orden de marcha, es decir, plegados -habían sido diseñados para poder plegarse sobre si mismos de modo que pudieran pasar por espacios reducidos- y se puso a volver a inspeccionar el funcionamiento de todos los mecanismos.
Pedro Nadetarro iba a enfrentarse a una buena dosis de su propia medicina.
Amador2009-01-13 20:56:18
18/01/2009 a las 02:55 #101488AnónimoInvitado- Debates: 1716
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CAPITULO XXVI
Como cada día a las siete estaba despierto. Se vistió con calma mientras observaba el papel que descansaba sobre el suelo, junto al colchón y al lado de un informe y mohoso objeto que en su día fue la piel de una manzana “golden”, al tiempo, no cesaba de darle vueltas al contenido del mismo.
-¿Que le habría picado a Jacin para hacer cosas tan raras?, pensó en voz alta.
Decidió que abriría el bar solo por la mañana, la tarde se la tomaría libre y acudiría a la cita puntual y con tiempo.
Acabó de vestirse, pasó, al unísono, los dedos índice de ambas manos por la lengua y luego por los ojos, desde el lagrimal hasta las sienes, a fin de deshacerse, de un solo golpe, de las lagañas, cogió una manzana de las tres que le quedaban en el frutero –una caja de zapatos “Panamá Jack” muy chula- y la peló con su inseparable “Opinel” de mango de bubinga y hoja de acero al carbono (la compró en su único viaje al extranjero cuando fue a Andorra en el 87), y comiéndosela a grandes mordiscos –era su manera de lavarse los dientes- cogió la mochila y salió de su piso descendiendo a pié (es un decir, solo había dos modos; este o tirarse por el hueco) los escalones de tres en tres.
Comprobó que la linterna aún tenía pilas, la volvió a dejar en su lugar, retiró el tablón que apuntalaba la puerta, sacó la África Twin, y al cerrar la puerta, desde el exterior, descubrió que la inmobiliaria propietaria de la finca la habia pintado con una nueva amenaza –una más-; “Efrén, vete”, rezaba en el centro de un circular punto de mira. Que te den, pensó, colocando la cadena y asegurando el candado. Después, arrancó la moto –como siempre a la primera- y salió zumbando en dirección al “Malos Tragos”.
Antes de llegar, como de costumbre, paró en el kiosco del “Papeles” para leer la prensa del día, se miró por encima “El Mundo Mundial” y “El País este” –le gustaba contrastar las noticias y crearse su propia opinión.
-Mira Papeles, los condones valdrán veinte céntimos, dicen que para fomentar su uso, y el cardenal Eructo Va-vela condena al infierno al Remendón y a todo el gobierno. País de locos, tú. –Dijo dirigiéndose al quiosquero- y sin esperar respuesta dejó de nuevo los periódicos en sus correspondientes pilas y se marchó.
Estuvo en el “Malos Tragos” atendiendo a la clientela hasta pasadas las cuatro. El día le fue bastante bien, pues a parte de los habituales, a la hora de comer, le entró un grupo de doce niñatos de esos de la cabeza rapada, la “Bomber” con chapas antinazis y los “piercings” y se dejaron una pasta –no en el menú, si no en las “birras” con que lo acompañaron-.
Metió un bocata de salami y seis “Estrellas” en la mochila, cerró el bar y se dirigió hacia la parte alta de la ciudad. Había decidido pasar la tarde haciéndose unas pistas con la “África”, de modo que subiría por la “Adelantada Rasa” y tomaría un camino que ya conocía y que quedaba medio oculto después de la segunda curva una vez iniciado el descenso hacia San Cucufate.
Eran casi las nueve cuando sudoroso y cansado de quemar gasolina y harto de beber cerveza caliente decidió regresar a la ciudad y hacer tiempo hasta la hora de la cita viendo una peli en el cine que había a cincuenta metros escasos de la parada de metro de la estación 5.
A las doce menos diez saltó las barreras que daban acceso a los andenes y buscó el cartel que anunciaba aquella peli. Tan solo encontró uno pero la peli que anunciaba era otra, una de espías, “Cuanto sol que hace”, le pareció que ponía en inglés.
El cartel estaba húmedo y en el suelo, bajo él, gotas de engrudo fresco denunciaban que había sido enganchado recientemente, de modo que se sentó en el banco más próximo y esperó.
Esperó y esperó, hasta que diez minutos antes de que pasara el último metro decidió esconderse tras la máquina de “fotomatón”. Oyó pasar el último tren y minutos después tan solo las tenues luces de vigilancia alumbraban el andén.
A la mañana siguiente cruzándose con los viajeros más madrugadores abandonó la estación.
Jacin nunca se presentó.
Amador2009-01-18 11:20:11
18/01/2009 a las 16:27 #101489AnónimoInvitado- Debates: 1716
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CAPITULO XXVII
Se sentía orgulloso de su habilidad para el camuflaje. Tan pronto como su jefe lo puso al tanto de lo que necesitaba supo como abordar el caso.
Revisó toda la información de la que disponía el departamento y además, a través de la red, localizó toda la complementaria que podía serle útil. En su bien pertrechado ropero encontró todo lo necesario y el mismo, frente al espejo del lavabo, en su apartamento, dio el toque final a su aspecto.
Descendió por el ascensor privado y salió a la calle, a pié, por el aparcamiento de la finca.
En solo tres días consiguió que lo invitaran a comer con todo el grupo, en un bareto del tres al cuarto. Se había ganado su confianza ampliamente.
Siempre utilizaba el mismo método, acercarse a la presa indirectamente, ganando primero la confianza de afines, para tener garantizada la de la víctima. Y aquella niña que conocía del barrio y con la que se cruzaba casi cada día a su regreso a casa después de la jornada, le vino de perillas.
Hacía varios días que se saludaban con un ligero movimiento de cabeza al cruzarse, y aquella misma tarde la abordó;
-Ey tía, ¿que tal?
-Bien tronco
-Hostia, es que me molas un montónA pesar de su aspecto, totalmente inadecuado para aquel acercamiento, su habilidad con el lenguaje hizo que fluyera la empatía necesaria.
-Joder, es que esos mamones del trabajo me obligan a vestir así y me da corte, solo llevo un mes aquí, pero en mi pueblo me llaman el “Comepelaos” y aquí no conozco a nadie del ambiente…
-Esther, tío. Un gusto.Dos tardes le bastaron para que la niña le presentara a algunos de sus amigos y quedaran para comer en el “Malos Tragos” con el resto del grupo al día siguiente.
Iba a estar codo con codo, de igual a igual, sentado al lado de Carlitos y sabía como sonsacarle todo lo que precisaba saber.
Cuando abordaron los postres –un triste flan de vainilla – se dirigió directamente a Carlitos –la conversación durante la comida ya le había dado suficientes elementos como para hacerlo sin levantar ni una sospecha-;
-Ya te vale tío, conductor de ambulancia y caza-nazis. Vas a acabar en el frenopático, chaval.
-Es lo que hay, Balas. Te llaman Balas ¿no?
-No. Si digo que, joder, vaya papelón. Sí, sí, en público mejor Balas.
-Bah, no pasa nada colega, es cuestión de convencimiento. A mí me mola salvar a la gente, no tengo problema. Pero a los fachas, caña. No son ni gente.El agente Mortadelo –como gustaba de ser llamado dentro de su ambiente- buscaba la manera de derivar la conversación hacia lo que realmente le interesaba, pero prefería tener menos público, de modo que intentó otra estrategia;
-¿Alguien tiene los últimos parches para el Hell?
-Que dices ¿tío?, Carlitos es el master mundial del Hell, contestó Esther.
-No jodas, chaval, ¿de verdad? Tío, ¿como quedamos?Acordaron que aquella misma noche acudiría a casa de Carlitos y le pasaría las actualizaciones. De paso podrían jugar unas partidas.
Por la mañana, cuando se despidió de Carlitos y de la niña –que también asistió y que se estaba convirtiendo en un problema, al parecer le gustaba- Andréu Tehevisto sabía todo lo que necesitaba saber.
Amador2009-01-18 17:33:13
25/01/2009 a las 18:45 #101490AnónimoInvitado- Debates: 1716
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CAPITULO XXVIII
Oriol, o el Guero, pues esa era su personalidad dominante no era un hombre de muchos escrúpulos –en su profesión los que tenían escrúpulos acababan perdiéndolos junto con la vida-, así que cuando Yolanda por fin llegó y se reunió con ellos en el bar, supo que su recién conocido amigo de Barcieloola tendría que cambiar de talla para su gorra.
Cuco abrazó y besó a Yolanda, se interesó por las condiciones del viaje, los horarios, los enlaces, y si todo había ido según lo previsto, la encontraba la mar de fresca, se había pasado el vuelo durmiendo bajo los efectos de un par de whiskeys y algunos analgésicos. La presentó a Oriol como su novia y este lanzó su primer lazo.
-¿Como os vais a desplazar por la zona?, y sin esperar respuesta añadió; Yo tengo el carro afuera, pucha, es descapotable, y la verdad, no tengo planes concretos, estoy de vacaciones. Además conozco muchos lugares lindos.
Cucu trató de ser inconcreto y no revelar planes para no comprometerse con un acompañante que a todas luces le iba a resultar molesto, pero Yolanda lo veía de otra manera.
-Di que sí, di que sí Cucu, que suerte que tienes un amigo tan generoso.
A Cucufate se le torció el gesto pero Yolanda, como una criatura, siguió insistiendo y haciéndole pucheros y carantoñas y Cucufate cedió –como siempre- a su capricho.
Quedaron en encontrarse en el hall del hotel aquella misma noche para ir a cenar a lugar típico y auténtico que Oriol conocía. Allí degustarían sin artificios para los gringos la auténtica comida mexicana. La de verdad.
Cucu y Yolanda se dirigieron a la habitación donde mientras ella se duchaba y reponía del viaje, Cucu fue deshaciendo y ordenando el equipaje. Después, durante dos horas largas desaparecieron del mundo y se dedicaron a lo que a Cucufate más le gustaba de Yolanda.
Oriol pasó el resto de la tarde haciendo llamadas con su celular, –en realidad estaba en Kantenah por negocios- después durmió una media hora, se vistió y se dispuso a bajar al hall para reunirse con la pareja.
Se las prometía muy felices y daba por hecho que en un par de días tendría lo que buscaba, jamás fallaba, sabía leer los ojos de las mujeres y los de Yolanda eran un libro abierto.
Estaba tan seguro de ello porque quizás nunca antes se había encontrado con alguien tan poco dispuesto a perder lo que jamás había soñado conseguir, y no serian ni los federales, ni la D.E.A., ni un pinche mal comprado quienes lo chingaran, iba a ser un pacífico tendero, enemigo de los gimnasios, con el nivel de colesterol a 400 y que nunca mató una mosca, quién le pusiera el dedo en el gatillo a una Sig Sauer salida de no supo donde y le hiciera dos boquetes del 9 en la frente.
19/02/2009 a las 00:18 #101491AnónimoInvitado- Debates: 1716
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Bueno, estaba cantado, con la iglesia hemos topado. No, no es un tópico ni una frase hecha, es lo que realmente ha pasado. El capítulo 29 está encallado desde hace varios días por causa de la curia romana (menudos ellos).
No obstante estoy en condiciones de afirmar que el asunto esta en vías de poder ser desbloqueado y por consiguiente el capítulo de marras podrás ser publicado en breve.(El como ha sido posible probablemente no podrá ser hecho público hasta pasados varios años, cuando el devenir natural haya quitado de en medio a ciertos individuos).
Lamento el lapsus y pido disculpas.01/03/2009 a las 21:22 #101492AnónimoInvitado- Debates: 1716
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CAPITULO XXIX
Era la segunda de las dos reuniones semanales que como era costumbre se venían celebrando desde que en 1981 –cuatrocientos quince años después de su fundación- Alí Agca intentara asesinar al jefe del estado. Él propio Wojtyla –conocido como Juan Pablo II, estableció la costumbre de integrar “La Entitate” –como se la conoce en el argot interno-, en el conocido como Comité para la seguridad del Estado de la Ciudad del Vaticano (CS-SCV) donde representantes de la gendarmería vaticana, de la guardia suiza, bomberos, protección civil y el servicio de contraespionaje, se encargan de velar por la seguridad del pequeño, pero poderoso, Estado
“La Entitate”, a pesar de haber sido fundada en el 1.566 no disponía de organigrama, pero cada cual de los presentes sabía con total certeza quién era quién.
Así que cuando entró en la sala todos se pusieron de pié y saludaron haciendo una leve reverencia al tiempo que se llevaban la mano derecha al costado izquierdo del pecho.
Aquel hombre a sus sesenta años, poseedor de un rostro afable adornado con gafas sin montura y tocado con el bonete púrpura de Arzobispo, era probablemente el único en el mundo conocedor de los secretos más ocultos. Las ramificaciones de La “Entitat” vivían invisibles, incrustadas en los servicios secretos más herméticos del mundo, como el Mossat Israelí o el Iraní Vezarat-e Ettela’at va Amniat-e Keshvar, conocido como VEVAK ,mimetizadas en cualquier callejón miserable de Kuala Lumpur, o en perfecta simbiosis en forma de empleado administrativo del CSID.
Todos sabían el poder que administraba aquella figura de padres gallegos y nacido casi por accidente en un pueblecito aragonés, al ser poseedor del conocimiento de la suma de saber de todos los servicios secretos del mundo, más el suyo propio.
Devolvió el saludo, tomó asiento a la cabecera de la larga mesa de reuniones y apartando los papeles que contenía la escribanía de fina piel incrustada con hilos de oro formando el escudo con la mitra y las llaves, dijo secamente;
-Signori, oggi parleremo delle quercie di sughero (1)
Tras lo cual cedió la palabra a su asistente personal.
-Monsignor López, con il permesso…(2)
(1) Señores, hoy hablaremos de alcornoques.
(2) Monseñor López, con su permiso…Amador2009-03-01 22:26:05
05/04/2009 a las 21:56 #101493AnónimoInvitado- Debates: 1716
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Está resultando mas complicado de lo que podía preverse, y la continuidad del relato peligra por momentos.
Ciertos datos de lo publicado en el último capítulo constituyen revelaciones que ciertos estamentos consideran indeseables para sus intereses y han movilizado todos los resortes de los que disponen para impedir que más secretos salgan a luz.Yo, por mi parte estoy haciendo lo mismo, dedicar toda la energía de que dispongo para que no se salgan con la suya y poder mostrar al mundo la verdad.
Este es mi mensaje para los que manejan los oscuros hilos del mundo;
Si por cualquier causa, incluso mi desaparición física, este relato no pudiese continuar, la información y los datos relevantes saldrían de todos modos a la luz. Están ya a buen recaudo junto con los procedimientos a seguir para su revelación ante el más mínimo signo de cualquier acción radical para impedirlo.
Quedáis avisados.
13/10/2009 a las 22:59 #101494AnónimoInvitado- Debates: 1716
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Se comunica a todos los interesados (si es que hay alguno) que han sido superados con éxito y muchas fatigas los escollos e impedimentos que hacían peligrar la continuidad de esta biografía sobre las aventuras del paladín de la justicia motera.
En breve volverán a ir apareciendo nuevos episodios.
El biógrafo oficial.
14/10/2009 a las 05:20 #101495AnónimoInactivo- Debates: 86
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Muchas gracias Amic Amador,
Salutacions,
Josep -
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