Aunque toda ruta empieza en el momento que uno la imagina en su cabeza y se pone a preparar todo lo necesario; el 9 de Abril 2022, fue la fecha elegida para disfrutar con nuestras motos por el norte de la provincia de Cáceres.
Después de unos meses intensos dedicado a la organización de la “Ruta del Cerezo en Flor” por fin llegó el día elegido. Una ruta que inicialmente estaba pensada para unas 15 o 16 participantes finalmente se había convertido en una cita a la que asistieron 36 personas, quedando gente en lista de espera.
Teníamos todo previsto y a nuestro favor: los hoteles, restaurantes, aparcamientos concertados, la ruta, las paradas, las visitas, los guías e incluso el tiempo. El sol y el buen tiempo eran invitados estrella pero que finalmente no se presentaron. Me equivoqué al contratar el día con el Dios del tiempo, finalmente llovió y tuvimos niebla, complicando la ruta.
Lo mejor fue la acogida y la predisposición de todos, que se refleja en los datos que detallo a continuación. A los asistentes hay que agradecerles el esfuerzo y los kilómetros para llegar al norte de la provincia de Cáceres.
DATOS ESTADISTICOS:
- 36 participantes, 22 hombres 14 mujeres.
- 2 motos, 2 coches.
- 4 GS.
- 8 GS Adv.
- 6 RT.
- 2 K-1600.
- 1 Nine-T.
- 4 desde Cáceres.
- 6 desde Valladolid.
- 6 desde Burgos.
- 3 desde Madrid.
- 1 desde Alicante.
- 12 desde Barcelona.
- 2 desde Santander.
- 2 desde Galicia.
La hora para reunirnos en Hervás estaba fijada para las 18:00 horas, pero muchos comimos ya allí para poder disfrutar más tiempo de este bello pueblo extremeño. Una vez llegada la hora de la convocatoria, fuimos a visitar el Museo de la Moto Clásica. Allí encontramos motos y coches peculiares, que nos hicieron recordar nuestra infancia e incluso fuimos acompañados por una cabra que hizo de guía en los diferentes pabellones. Cuando terminamos pudimos visitar la judería de Hervás, un barrio medieval constituido por callejuelas estrechas y casas con grandes voladizos y balconadas donde destaca el puente de la Fuente Chiquita.
Una vez terminadas las visitas cerramos la jornada cenando carnes a la brasa en el mesón “el 60”
A la mañana siguiente amanece en Hervás un día frio, lluvioso y niebla, pero la ilusión es la misma, iniciamos la ruta dirigiéndonos hacia el Valle del Jerte a través del puerto de Honduras.
Las primeras curvas hasta llegar a la parada en el puerto las tomamos con cuidado, las hojas de la carretera húmeda por la lluvia hacían el pavimento resbaladizo, una vez en el alto del puerto, la niebla no dejaba disfrutar de las hermosas vistas, que quedarán para otra ocasión.
Una vez de nuevo en marcha un pequeño incidente hizo que el Road Leader tuviera que ir a controlar aunque ya estaba todo solucionado por uno de los coches de apoyo. Ahora tocaba recuperar al grupo que estaba un poco perdido de camino al siguiente punto de parada, nada que no pudiera solucionarse llegando rápidamente por otra ruta hasta el Mirador donde se celebraba el aperitivo. Allí seguimos disfrutando de buenas tortillas, morcillas y la compañía de todos.
Pero las casualidades y el tiempo no daban descanso, de forma que el Road Leader tuvo que ir a dar apoyo a otro incidente que había ocurrido a pocos Kms. Retrasando un poco la salida hacia Garganta la Olla. Ruta que discurre pasando por el puerto de Piornal, carretera muy revirada en la que la niebla se encargó –una vez más– de que ver a los cerezos en flor fuera más una cuestión de fe que de realidad.
La comida en la Plaza de Garganta la olla, fue el lugar donde ya todos los integrantes pudieron disfrutar de las típicas migas extremeñas, caldereta y cochifrito, un menú eminentemente extremeño.
Con los estómagos llenos y todos descansados hicimos los últimos km de la ruta, nos trasladamos al Real Sitio del Monasterio de San Jerónimo de Yuste, para realizar una amena visita a la última morada del emperador Carlos I de España y V de Alemania. Lugar conformado por la casa Palacio y el monasterio en sí mismo, aún habitado en la actualidad por uno monjes polacos.
La “Ruta del Cerezo en flor” tiene como cierre una cena de despedida en el Parador de Jarandilla donde pernoctamos la última noche. En la cena pudimos charlar ya tranquilamente de lo espectacular que hubiera podido ser con buen tiempo, pudiendo disfrutar de las maravillosas vistas desde los puertos que atravesamos.
La conclusión “hay que repetirla” o al menos repetir por Extremadura, donde hay hermosos parajes para disfrutar de las carreteras, vistas, comidas y alojamientos con encanto.
Hasta la próxima!!!!!!!!