Si te contara en mis años mozos las Kamisas que me llegué a cargar al estilo Johnny Weissmüller y claro, luego venía aquello de que ancho de espaldas y estrecho de culo… dado que usaba una 52/54 de Kamisa/americana y apenas una 36 de pantalón.
Había una sastrería en Barcelona en la calle Balmes (ojo no confundir “Calle Balmes” con “Val mes que callis”) a la que acudíamos para que nos hicieran los trajes para poder acudir, correctamente uniformados, a los Campeonatos de España de Gimnasia y cuando nos veía entrar, uno de los sastres se iba para no ser participe del estropicio. Recuerdo que un día me probé una camisa con la que logré poder abrocharme el botón del cuello (el cual también tenía de buén ver) para poderme poner correctamente la corbata, que me servia como túnica de Primera Comunión y las mangas me llegaban casi a la altura de las rodillas, el pobre hombre alucinaba pepinos y ojo, no era el único, otro era Ángel Custodio Dalmau, conocido diseñador de moda y gran gimnasta en su tiempo.