Gracias a Francesc, con el cartel de la 90S, me ha venido a la memoria un curioso y polémico caballero, Ben Heiderich, importador oficial de Bmw en España en los años 70-80

En Madrid siempre oía hablar de el, historias misteriosas, rumores, comentarios dislocados, que si era un nazi hijo del loco de las SS, que si tenia relaciones con 3 mujeres al dia, que si era amigo del Marques de Villaverde, etc…., ….en fin, nunca supe que historias eran falsas y cuales verdaderas pero me consta que fue uno de los grandes precursores, en los años 70 y 80, de Bmw en España

Mi primera gran moto, una Kawa KZ 650 (de las que venian como “Made in USA”, de la fabrica de Nebraska, en el ’82, que estuvieron retenidas, por la aduana, en el puerto de Bilbao) la compré a Ben Heiderich, pues en esa época debia estar asociado, en esta aventura de importación, con Nieto y gente muy conocido en Madrid…., no recuerdo bien……vendieron varios cientos de Kawas en España, burlando el “numerus clausus” de importacion de japos en España, hasta que una Asociacion liderada por Sanglas y Derbi les denuncio y paralizaron durante unos años dicha importacion……Cuando Manolo, jefe mecanico y actual “guru” de clasicas bmw de Motos Hernandez, estaba de currito, trabajando para Ben Heiderich, encargado de la pre-entrega de las Kawas de “Bilbao” a los emocionados clientes, tenian montado el taller en un garaje de la calle Costa Rica, oscuro, lleno de polvo, el pobre Manolo se volvia loco al desmontar las cubas de los carburatas y comprobar que el corcho se habia disuelto !!!! y por ende, imaginaros la cara de gili que puse al ver lo que habia comprado…..

Seguidamente cuelgo algunas pinceladas del “fundador”, en España, de Bmw, Porsche Hispano Alemán, Alfa Romeo Ornilla, Lamborghini, Kia, y un largo etcetera, son unsa lineas, de las muchas, que he encontrado en la red y que parecen escritas con cierta admiración:

BEN HEIDERICH (articulo publicado en 1997)
Su primer trabajo fue como leñador en Canadá. En España empezó vendiendo coches a los militares de la base aérea de Zaragoza. A sus 62 años está a punto de culminar un nuevo proyecto para la venta de automóviles de segunda mano

Aunque cayó del cielo tres veces, tiene los pies muy bien apoyados en la tierra, y es que muy pocas personas pueden contar que han sobrevivido a un accidente de helicóptero y dos de avión. Comenzó con lo puesto, cortando árboles en Canadá. Ahora, sólo le asaltan dudas cuando tiene que decidir si coge un Opel Astra, un Bentley Turbo o un Porsche 959… para desplazarse al trabajo. Suerte no le ha faltado, pero tesón y ambición tampoco.

Nació en Alemania el 14 de enero de 1935 en el seno de una familia de agricultores y militares. Su padre, general de las fuerzas aéreas, perdió la vida en Rusia, en plena batalla, cuando él tenía tan sólo siete años. Su infancia transcurrió en un pueblo cercano a Francfort. En 1951 consiguió una beca para ingresar en un programa de intercambio de estudiantes y voló a Estados Unidos. Allí terminó el bachillerato y comenzó a estudiar Derecho.

Al concluir la beca, tuvo que regresar a Alemania y, cuando intentó volver a Norteamérica, no le concedieron un nuevo visado. Plantó cara a la adversidad y se personó en la embajada canadiense. No se inmutó cuando le dijeron que como estudiante no tenía nada que hacer, ya que en Canadá sólo necesitaban leñadores. Verne Ben Heiderich cortó árboles y Canadá marcó su vida para siempre.

En Toronto terminó sus estudios de Derecho y comenzó oposiciones a notarías. Mientras, utilizó parte de sus ahorros para obtener el carné de piloto privado. Volar ha sido siempre una de sus grandes aficiones. Por eso, más tarde se alistó voluntariamente en las Fuerzas Aéreas canadienses, para las que pilotó cazabombarderos durante cinco años. Por primera vez en su vida ganó dinero. Pero en 1961 sufrió un grave accidente al aterrizar con un reactor y tuvo que abandonar su carrera militar cuando tenía el grado de teniente coronel. Su pasión por los aviones la combinaba con su afición por las carreras de coches. “Era bueno. Algunas veces Porsche me invitaba a participar en alguna carrera como segundo piloto”. Ahí comenzó su relación con la casa alemana, unos lazos que nunca se romperían.

Dejó las fuerzas aéreas y decidió volar a España para recuperarse de su accidente. Allí entabló relación con los americanos de la base de Zaragoza que se acercaban a Sitges los fines de semana. A muchos los conocía porque eran pilotos y había coincidido con ellos en otras ocasiones. Le invitaron a Zaragoza. De nuevo hizo las maletas. Llegó sin trabajo y sin casa. “Comencé en un pequeño negocio como agente independiente de varias marcas de automóviles. Los militares me trataron como si fuese uno de ellos. Eran unos 5.000 tíos y casi todos los coches me los compraban a mí”. En 1963, el personal de la base de Zaragoza se redujo drásticamente por una decisión del Gobierno americano. Con ello, la vida de Heiderich continuó siendo un constante volver a empezar. “Como mantenía buenos contactos con las marcas, me vine a Madrid y seguí como operador independiente vendiendo coches a militares, turistas y diplomáticos”.

Transcurrió el tiempo y decidió instalar una oficina cerca del Bernabéu. “Pero yo quería hacer algo con más perspectiva”. Y por eso decidió llamar a Porsche y ofrecerse como su representante para España. “Me dijeron que estaba loco y que en España ya tenían un importador muy solvente. Tienen razón, pero el vende seis coches al año y yo podría multiplicar esa cifra, les respondí.”. Unas semanas más tarde le dieron la representación. “En el primer año vendí 85 coches y gané dinero por un tubo”. Su ambición crecía al igual que prosperaban sus negocios. Su próximo objetivo fue BMW. Si la vida profesional caminaba viento en popa, la peronal estaba a punto de darle un vuelco.

En 1964, el Campeonato del Mundo de Vuelo Acrobático le llevó a Bilbao. Allí conoció a la que es su mujer, María Asun, por aquel entonces comprometida con un noble francés. Faltaban sólo seis semanas para la boda. “Durante años me he secado con toallas que tenían bordadas las iniciales del francés”, dice Heiderich. Al año de casarse le nombraron importador de BMW para España. También asumió la representación de Saab, propiciando el matrimonio de esta marca con Porsche.

“Una vez les abres el camino, los fabricantes quieren ser sus propios representantes”. Por eso, Heiderich vendió sus franquicias, aunque continuó su andadura como concesionario.

Actualmente tiene negocios en EEUU y Alemania. En España es dueño de cinco concesionarios y socio y presidente de Kia Motor España. Pero esto no le basta a Heiderich. A sus 62 años está a punto de culminar su próxima aventura. “Un proyecto nuevo para España”. Ahora ha dirigido su punto de mira a los coches de segunda mano. “En otros países he visto unos monstruos, que incluso cotizan en bolsa, que se dedican a la venta de automóviles seminuevos. Campas enormes con más de medio millón de coches”.

Es un hombre inquieto que se dió cuenta de que para triunfar había que trabajar y arriesgar más que el prójimo. Su vida ha estado llena de altibajos. Ahora no se puede quejar: es propietario de una colección de coches antiguos, tiene un helicóptero, un avión bimotor, un yate y un largo etcétera. Pero es consciente de lo efímero de las cosas. La experiencia se lo ha demostrado. En 1982, perdió más de 2.000 millones de pesetas con la representación de Alfa Romeo. “El dinero no me motiva pero lo necesito para hacer lo que mi ambición me pide”. Se considera una persona familiar, “aunque mi mujer a veces lo duda”.TitoR90S2009-12-19 09:06:29