Curiosidades del Cerrato
13 marzo 2026 @ 08:00 - 15 marzo 2026 @ 17:00
Gratuito
EL ENTORNO:
El recorrido transcurre por la comarca natural del Cerrato, cuyo nombre proviene del latín zerrato, que significa “tierra ondulada dominada por cerros”. Y realmente, esto es lo que define a la zona: una sucesión de cerros que se alternan con amplios y suaves valles, donde grandes planicies se extienden en lo alto. Esta comarca abarca territorios de las provincias de Burgos, Valladolid y, principalmente, Palencia.
Recorrer el Cerrato es una experiencia difícil de describir, ya que es una tierra que cambia constantemente. Cambia con las estaciones, en cada valle, en cada curva, en cada pueblo. Cada rincón ofrece algo nuevo.
Pero vayamos al grano: la primera parada será en las minas de yeso de Hornillos de Cerrato.
Puede que ya existieran desde la antigüedad y que los hornos de cocción del yeso dieran nombre a la localidad, pero, lo que es seguro es que desde 1914 existió una explotación de yeso en estos cerros, aunque esta actividad cesó en 1988 dejando decenas y decenas de bocas que alimentar, galerías kilométricas en la montaña y un edificio fabril abandonado en una de sus laderas y muy próximo a los restos del castillo de la localidad.

Los “Yesos Casero” eran muy apreciados en la construcción por su calidad y estas minas tuvieron un papel muy importante en la economía de la zona hasta que quedaron abandonadas a su suerte.

Seguimos nuestro viaje por el Cerrato, en busca de un reactor que parece haberse quedado varado entre cerros, encinas y pinos, en el pintoresco pueblo de Antigüedad. Un nombre que no es casual, ya que este lugar ya aparecía como Antiquitat en documentos del año 1047, lo que lo convierte en uno de los pueblos más antiguos de la zona. Sin embargo, como muchos otros en el Cerrato, ha sufrido la despoblación, y hoy día cuenta con solo una cuarta parte de los habitantes que tenía en los años 50.
A pesar de ser un pueblo típicamente agrícola y ganadero, con su mercado que se celebra una o dos veces a la semana y una ubicación entre cerros cubiertos de campos de cereal, encinares y algunos bosques, Antigüedad ha dado lugar a algo bastante peculiar: grandes pilotos de aviación. Y no solo en el pasado, sino también en la actualidad, con algunos que siguen en activo, tanto en la aviación civil como en la militar.
Todo comenzó en los años 20 con los hermanos César y Augusto Martín Campos, que fueron pioneros en la aviación. Hijos del veterinario del pueblo, estos dos aventureros se lanzaron a la nueva tecnología de la aviación y, tras ingresar al ejército, llegaron a aterrizar un Breguet 19 en 1934, justo aquí, en las tierras que los vieron crecer. Ambos se convirtieron en pilotos de guerra, pero trágicamente, murieron durante la Guerra Civil, luchando en bandos contrarios.
Y es aquí donde entra el reactor que tenemos delante: un cazabombardero de 1970, que fue retirado en 2001, tras haber servido primero en Estados Unidos y luego en misiones de reconocimiento por toda España. En 2007, el Ministerio de Defensa lo cedió a Antigüedad, y fue trasladado pieza a pieza desde Torrejón de Ardoz para ser colocado a unos seis metros del suelo, como si estuviera volando para siempre. Pero aquí no hay ruidos de motores ni estruendos: el avión, en completo silencio, respeta la calma de los páramos que lo rodean. Hoy en día, este avión se ha convertido en una parada obligada para muchas rutas en moto de los amantes de la zona, que vienen a ver este homenaje en pleno vuelo, aunque sin ruido.

Muy cerca de Antigüedad, en el páramo que nos lleva hacia Cevico Navero, encontramos la tercera parada.
Como en toda historia, hay claroscuros: momentos de gloria y otros que preferiríamos olvidar.
La historia es cultura, y el deporte también lo es. Hay muchos ejemplos recientes de personas que llegaron a lo más alto, solo para caer al pozo más profundo en un abrir y cerrar de ojos. Uno de esos ejemplos es Lance Armstrong, considerado uno de los mejores ciclistas de la historia. Siete Tours de Francia, una medalla olímpica, decenas de victorias en competiciones y etapas… Pero también es recordado como uno de los mayores tramposos del ciclismo, por su dopaje y sus triquiñuelas mecánicas.
¿Y qué tiene que ver un ciclista multimillonario y dopado hasta las cejas con el Cerrato palentino?
Pues bien, en marzo de 2009, durante la primera etapa de la Vuelta Ciclista a Castilla y León, entre Paredes de Nava y Baltanás, Lance Armstrong sufrió una caída que le produjo una rotura de clavícula. Aquel accidente no solo fue la peor lesión de su carrera, sino también el principio del fin. Fue el primer golpe de lo que vendría después: las acusaciones de dopaje y los escándalos sobre los “inventos” ilegales en su bicicleta. Así son los claroscuros de la historia.
Pues llegaron los paisanos de Antigüedad y levantaron un monumento de una bicicleta, sacada de algún trastero sobre una piedra, con más cachondeo que medios.

Luego vino algo, un poco más elaborado, donde se colocó la bicicleta en altura y en un pedestal. El asunto tenía algo menos de cachondeo y unos pocos medios más, aunque sigue haciendo gracia.

En un primer momento el monumento era en honor a la clavícula de Armstrong. El segundo, más institucional, hacía honor a la trayectoria del ciclista. Habíamos oído que iban a cambiar la placa y que el monumento sería en honor a los ciclistas en general, ya que la “joyita tejana” salió un poco rana y no fue ejemplo de nada bueno, pero no es así y sigue la placa en honor al ciclista americano.
Finalmente otro lugar curioso en Antigüedad, la Cruz de la Muñeca. El monumento es una sencilla cruz de piedra que recuerda el paso por este mismo lugar -no muy lejos de donde Armstrong se rompió la clavícula- de la reina Juana I de Castilla acompañando el féretro de su esposo Felipe el Hermoso. Fue en 1507, en el transcurso del increíble viaje que durante tres años llevó a la reina a deambular por los páramos de Castilla, siempre de noche, enredada en un desconsuelo tan profundo que acabó en locura. Buscaba llevar al amor de su vida desde Burgos, donde murió, hasta Granada, para que descansara en paz. Pero entre tanto, acabó perdida por los pueblos del Cerrato que miraban atónitos el discurrir por sus calles de las interminables procesiones silenciosas que se perdían después en lo alto de los páramos. Dicen que aquí, en la Cruz de la Muñeca, el féretro arrastrado por cuatro caballos negros cayó al suelo y tocó tierra. Como el exciclista.

LA RUTA EN MOTO:
El Cerrato es una de las mejores zonas para ir en moto por estas tierras, aunque podría ser mejor.
La conducción es como el paisaje, cambiante. Pasas de largas rectas a tramos de curvas endiabladas. De asfalto bueno a firmes defectuosos. De zonas rusticas tradicionales a estar dentro de un campo de gigantescos aerogeneradores.
El pilotaje generalmente es fácil, aunque hay algunos tramos que tienen su punto. La carretera suele ser estrecha y el tráfico es escaso o nulo.
El constante cambio de paisajes puede despistar, y siempre hay que estar pendiente, sobre todo en la parte alta de los páramos de la existencia de fauna, hay mucha y de bastante tamaño. Muy fácil que se te crucen jabalíes en la parte alta de los páramos con encinares y cérvidos en la parte de los valles o cercanos a las laderas.
Es una ruta con muchos cambios de dirección, pero todos ellos están bien señalizados. No ocurre lo mismo con las paradas ya que ni las minas de yeso, ni el monumento a Lance Armstrong tienen señal alguna y es fácil pasárselos de largo. El reactor tampoco, pero es que te lo encuentras de frente según vas de Tabanera a Antigüedad.

No faltará nuestra tradicional comida en Roa, en el mismo restaurante donde metieron mano a Joaquín Blanco. 😉
Como en anteriores rutas con punto de encuentro en Valladolid (Ruta de las Galaxias, el Castillo Encantado, Historia del Dinero…) los que queráis disfrutar del fin de semana completo deberéis reservaros el alojamiento vosotros mismos para viernes y sábado y, como las actividades nocturnas serán por el centro, los dos hoteles más recomendables son:
Quién asiste
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